Desde el día 24 de febrero de 2022 vivimos con sorpresa e incredulidad la invasión de Ucrania por parte del ejército de la Federación Rusa desencadenando un terrible conflicto bélico como no nos podríamos imaginar a estas alturas del siglo XXI. Esta invasión complementa las hostilidades ya iniciadas en 2014 en la región de Dombás en el este de Ucrania.

Como suele ser habitual en esas circunstancias o cuando ocurre un desastre natural, enseguida se articulan y surgen distintos mecanismos de respuesta con mayor o menor acierto por parte de personas individuales o grupos de diversos tipos, así como por parte de las organizaciones más especializadas en la respuesta a la Acción Humanitaria.
Según Sophie Muller, representante de Acnur en España en una entrevista al diario El Mundo señala que “una solidaridad tan ingente como desorganizada y descoordinada puede generar mucho daño. En el trabajo humanitario hay un principio: acción sin daño. Por querer ayudar hacemos más daño. Hay que ayudar con estándares profesionales, analizar a quién y cómo podemos ayudar. ¿Hay mujeres solas o no, niños acompañados o no, personas con discapacidad o no? Responder sin conocer las necesidades es poner a las personas en peligro, entre otros, ser víctimas de trata. Vamos a acoger personas que no saben qué es España, cómo se busca trabajo… Me traigo a una familia. Ok, ¿y cuando esté aquí qué va a hacer? Quien vaya a buscar a refugiados debe saber antes dónde van a vivir y con qué recursos, si los niños van a ir al colegio, quién va a cuidar a los hijos de una mujer sola mientras busca trabajo, si los refugiados van a poder ir al centro de salud, qué documentación necesitan… Si caen en la pobreza van a buscar recursos para sobrevivir y serán objetivos de las redes de trata en España. Una solidaridad descoordinada puede generar un riesgo de pobreza, violencia o caer en redes de trata a los refugiados que queremos proteger”.
Vamos a explicar por qué es imprescindible organizar bien estas iniciativas para evitar los grandes errores que se provocan a pesar de la mejor voluntad puesta en dichas acciones.
En este caso que nos ocupa es de destacar las primeras respuestas de:
- empresas ofreciendo su colaboración mediante aportaciones en especie o económicas, con interés por colaborar y (en muchas ocasiones) sin ser conscientes si su gesto se puede considerar Responsabilidad Social Corporativa (RSC), o simplemente una acción social o un sencillo gesto de sensibilidad de una empresa
- por parte de la población en general y en particular de la colonia ucraniana residente en distintas ciudades españolas y muy particularmente el llamamiento a que cualquier persona entregara productos variados (medicamentos, pañales, alimentos, agua, ropa de abrigo, sacos de dormir, cascos, chalecos, etc.) en tiendas de alimentación con productos de Ucrania, en cofradías, en asociaciones de vecinos, y un largo etcétera.

La dinámica tras la recepción de estas donaciones es sencilla, su transporte hasta Ucrania o países limítrofes para la entrega de este material. Aprovechando el viaje de regreso para transportar a personas que han podido salir de Ucrania, mayoritariamente mujeres y menores en una primera fase, y personas mayores posteriormente.
La eficacia de la ayuda
Las dudas que surgen son relativa a la eficacia y eficiencia de estas iniciativas, por el coste que supone recorrer los más de 3.000 kilómetros (de promedio) por sentido, para el transporte de este material que pueden provocar que el coste de ese material se multiplique por 10.

Los costes asociados: combustibles, peajes, alimentación en ruta, pernoctas en hoteles, seguros de viaje, etc. que hay que pagarlos y suponen unos costes elevados que hay que tener en cuenta porque alguien tiene que sufragarlos.
Una vez en el destino, surgen dudas sobre los criterios de distribución de ese material y respecto a la necesidad o prioridad de esos productos donados.
Hay que recepcionar, clasificar, inventariar, almacenar y distribuir todos esos materiales, lo que requiere de espacios adecuados además de unos gastos y una necesidad de poner a cientos de personas allí a ocuparse de ello: personas que tienen que ocuparse de otras muchas otras cosas como gestionar la recepción y acogida de los miles de personas recién llegadas y que literalmente están en la calle.
Hay que pensar en la utilidad de enviar alimentos que elegimos ¿dónde y cómo los van a cocinar? ¿con qué ollas, sartenes?
Todo eso es un problema para aquellos que están tratando de organizar allí la respuesta, se encuentran con cientos o miles de cajas que llegan sin clasificar, sin que nadie las espere y desconociendo lo que contienen y que hay que abrir, ordenar, almacenar. Todo eso requiere de la participación e involucración de muchas personas que no están allí para eso. En este vídeo de la asociación “Juntos por la vida” se puede apreciar como los pasos fronterizos de los países limítrofes a Ucrania se están convirtiendo en auténticos basureros de ropa usada y de otros productos que nadie necesita ni usa y que generan un problema adicional de gestión de recursos a esos países.
Cuando se envían medicamentos
En el caso concreto de envío de medicamentos, la Agencia española de medicamentos y productos sanitarios (AEMPS), advierte que “la movilización internacional de solidaridad ciudadana para proporcionar ayuda a la población ucraniana en la actual crisis incluye medicamentos. Recuerda que la donación de medicamentos debe realizarse únicamente a través de los canales adecuados, es decir, con la autorización expresa de la AEMPS. En ningún caso, además, deben donarse medicamentos devueltos por la ciudadanía.

Es difícil que se pueda comprobar con detalle qué se envía, las fechas de caducidad, si están completos, si se respeta la cadena de frío si fuese necesario. Y además los prospectos y descripciones están escritos en español lo que imposibilita que la mayoría de la población ucraniana entiendan qué son.
De acuerdo a las recomendaciones de la OMS y a la legislación vigente, los medicamentos donados deben tener las mismas garantías de calidad, seguridad y eficacia que aquellos comercializados en nuestro país. Para lo cual los medicamentos deben provenir del canal de suministro controlado que garantiza que se cumplen las Normas de correcta distribución y, por tanto, la calidad de los productos.
La AEMPS dispone en su web de toda la información necesaria sobre el proceso de autorización de exportaciones de medicamentos en concepto de donaciones humanitarias.” Para afrontar el viaje de regreso, se aprovechan esos vehículos ya “vacíos” para traer a España a personas desplazadas de Ucrania, pero de los que no existen unos criterios claros sobre la selección de las mismas, salvo el de que dispongan de familiares en nuestro país.
Donaciones en metálico
Desde el Movimiento Internacional de Cruz Roja y Media Luna Roja desde hace años se promueve un cambio de actitud respecto a la gestión de la Acción Humanitaria y en el documento “Dignidad en acción” se facilitan datos clave y lecciones básicas sobre la asistencia en forma de transferencias monetarias, en lugar de enviar productos, con todos los costes y problemas que hemos visto anteriormente. La entrega de dinero en efectivo (o a través de tarjetas prepago) sigue siendo el principal medio de supervivencia para muchas personas en todo el mundo, incluso ante conflictos armados.

Las razones son muchas, pero sencillas de entender, cuando en nuestro país alguien pasa por un momento de dificultad económica, tratamos de que reciba una prestación como el desempleo; el ingreso mínimo vital, una pensión, etc. Eso es infinitamente más útil que entregarle productos que esa persona no ha pedido ni quizá necesite. Con su prestación elegirá lo que necesite y no lo que nosotros, a miles de kilómetros pensamos que puede necesitar.
Muchos de los beneficios de las transferencias económicas son también utilizables en situaciones de conflictos armados (mejora de la dignidad de las personas, así como de su poder, autonomía y capacidad de elección sobre cómo gestionar su supervivencia y recuperación). Aunque generalmente el efectivo es la mejor opción, puede no ser siempre el mecanismo más adecuado para las personas que viven un conflicto armado. Una acción humanitaria bien fundamentada y un cuidadoso análisis de las opciones de respuesta son cruciales para determinar cuándo y por qué el efectivo constituye una forma adecuada para conseguir el efecto humanitario deseado.
Algunas de las lecciones aprendidas en estos años indican que:
- Aunque en situaciones de conflictos armados y de violencia, la combinación de entregas en efectivo con otras modalidades de entrega, como ayuda en especie o la prestación de servicios, es con frecuencia la fórmula más efectiva para ayudar a las personas en situación de necesidad.
- La participación comunitaria y la rendición de cuentas son esenciales en situaciones de conflicto y violencia.
- La evaluación y la entrega de entregas en efectivo deberán basarse en los principios de imparcialidad y neutralidad.
No cabe la menor duda de que vivimos en una sociedad sensible y solidaria y que lo ha venido demostrando en muchas ocasiones (genocidio en Ruanda; Huracán Mitch; conflicto en Kosovo; Terremoto de Haití, etc.) pero debemos reflexionar sobre las lecciones aprendidas para que nuestra solidaridad coordinada y reflexiva se convierta en una buena práctica.
En base a esa solidaridad es importante animar a las personas a incorporarse a colaborar con las distintas Organizaciones No Gubernamentales (ONG) no solo en la fase inicial, más visual y mediática, sino a lo largo de todo el proceso con pequeñas iniciativas de apoyo en España, por ejemplo, a través de apoyo escolar, acompañamientos, enseñanza del idioma, restablecimiento de lazos familiares, etc. Ya que es un conflicto que durará tiempo y sobre todas sus consecuencias, la ayuda tiene que ser sostenible en el tiempo.
Muchas gracias por tu atención y puedes dejar comentarios.
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Referencias:
Entrevista a Sophie Muller en El Mundo
Agencia española de medicamentos y productos sanitarios
Movimiento Internacional de Cruz Roja y Media Luna Roja
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