Almudena Rodríguez Garrido es una joven madrileña de 27 años, con un grado en Trabajo Social; un Diploma en Cooperación Internacional al Desarrollo de la Universidad Pontificia Comillas de Madrid y además un Máster en Estudios Árabes e Islámicos de la Universidad Autónoma de Madrid.
Descubrió su inquietud por el sector humanitario durante sus años de carrera. Inició su experiencia en el terreno en Myanmar gracias al programa EU Aid Volunteers, donde trabajó dentro del departamento de logística.
Mi aventura por Birmania / Myanmar terminó deprisa y corriendo. No pude hacer el cierre que mi experiencia profesional y de vida se merecían. Ese virus que un año después sigue en boca de todos, llegó y me precipitó a hacer las maletas y a dar carpetazo a unos meses que me habían llenado de vida y también de oxígeno. De un día para otro pasé de ultimar los preparativos para el que iba a ser mi último mes, a estar volando de regreso a Madrid.
*Nota: en vista de la dura realidad que estos días asola mi querida Birmania, (La espiral de violencia y caos tras la asonada eleva el riesgo de guerra civil en Myanmar) he decidido hacer una pausa como homenaje a este precioso país; a sus gentes y a sus colores tan vivos. Esperando que la calma vuelva a restablecerse y sus calles vuelvan pronto a extasiarse entre el ruido de los cláxones y el rojiblanco de sus sonrisas.

Despedida improvisada con mis amigos Wai y Kay en Rangún
En el mundo humanitario / desarrollo, este tipo de situaciones no deberían pillarnos por sorpresa. Al fin y al cabo, la mayoría de contextos en los que nos movemos tienen este tipo de riesgos implícitos. Uno de los aprendizajes que, una vez más, me llevo de este final es a no dar nada por supuesto e intentar disfrutar del presente, como el lugar más seguro que tenemos.
No sabéis las veces que dije –la próxima semana hago esto, tengo que visitar este sitio– y que al final nunca terminé haciendo o visitando, por querer organizar y posponerlo a un futuro todavía incierto.
De vuelta en Madrid, me topé con calles vacías y un invierno tardío. Las vueltas siempre se me han hecho infinitamente más duras; por eso de tener que volver a acomodar la postura y a replantearme una vez más la vida. –La pregunta ¿y ahora qué? no dejaba de resonar en mi cabeza–.
Cuando me aventuré en este voluntariado, dejé atrás un trabajo más o menos estable e indefinido, por perseguir un sueño que no me aseguraba durabilidad en el tiempo. Terminados mis casi nueve meses de voluntariado, regresaba a Madrid sin trabajo. Afortunadamente la incertidumbre duró los tres meses que necesitaba para absorber mi aventura y poner rumbo a nuevos destinos.
Mi ONG (ACTED) me contactó acerca de un puesto que se acababa de abrir como Country Logistics Officer en Iraq. Después de pasar una entrevista, había sido seleccionada y a mediados de Julio, volaba de nuevo hacía lo que sería mi nuevo hogar: Erbil.

Mapa de Iraq
Erbil es la capital actual del Kurdistán Iraquí y la ciudad en la que estoy basada. Como Country Logistics Officer doy soporte a las diferentes bases que tenemos distribuidas en Iraq (Mosul, Tel Afar, Dohuk y Baghdad). Erbil supone un puente entre el Kurdistán y el Iraq Federal y, una burbuja bajo la que cobijarse en un contexto que no deja de resultarme extrañamente intenso. Y digo extrañamente, porque a pesar de la libertad de sus calles, de una hilera de bares, de majestuosos hoteles con piscina y de su aparente tranquilidad, Erbil no deja de ser imán de polos emocionalmente opuestos.
Me gusta y me disgusta a la vez. Pero siento que es el lugar en el que debo y quiero estar ahora mismo y, me siento afortunada por estar viviéndolo. Quiero disfrutar del año que aún me queda por delante y empaparme bien de todo lo que me rodea.

Ciudadela de Erbil (Iraq)
En comparación a Birmania, Iraq es una misión mucho más grande, con necesidades y enfoques diferentes; en plena transición entre el ámbito humanitario y de desarrollo. Y con proyectos dirigidos a población local y refugiados afectados por las continuas luchas de poder y guerras que llevan azotando este bello país durante décadas.

Puesto de venta de dátiles en el bazar de Erbil (Iraq)
Mi rol no deja de ser el de apoyar a las bases en el aprovisionamiento de servicios, materiales y otros equipos. Asegurar el cumplimiento de las normativas establecidas por los donantes de inicio a fin de un proyecto, en términos de logística. Así como la consolidación de los procedimientos internos inherentes a la organización; a través del diseño de informes mensuales o la supervisión en los procesos llevados a cabo por el equipo. La logística es dinámica y supone un eje central que da vida al resto de departamentos; en tanto en cuanto, en mayor o medida, todos dependen de éste para poder funcionar.
Ya veis que los sueños se cumplen. Aterricé en Oriente Medio después de soñarlo durante casi una década. Ahora bien, mi consejo para vosotros es que no dejéis de disfrutar y aprender durante el camino; al final es el aprendizaje real que os llevaréis. Por mucho tiempo pensé que solo cuando consiguiese mis objetivos, me sentiría plena y completamente feliz. Eso, amigos, es un engaño. La mochila que cada uno cargamos seguirá pesando lo mismo, si uno no es capaz de darse el tiempo y el espacio para mirar hacia dentro. Al fin y al cabo, lo que este tipo de contextos facilitan es que sobresalgan aquellas heridas que necesitan ser sanadas.
Si quieres saber más detalles de la misión de Almudena en Iraq, puedes consultar este post y escuchar el podcast que incluye.
Muchas gracias por tu atención y como suele ser habitual se agradecen los comentarios.
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